Son días tranquilos, musicalmente hablando. O es el preludio a la tormenta navideña que se avecinará tarde o temprano, o la travesía del desierto es dura, y dura más de la cuenta. Por eso me tengo que conformar con las gotas que destila algún que otro advenedizo, o seguir revisando eternamente a los clásicos. Como lo segundo es lo habitual en mi caso, y aprovechando que el Támesis pasa por Londres, PSB se han convertido en la última frontera de la modernidad (sinceramente, por dejación de sus coetáneos) en mi pequeño mundo sintético (por artificial y por electrónico). Elysium (2012) es un tren de largo recorrido, eso está claro, que gana día a día, cosa de la que me alegro porque se presenta un otoño aburrido, musicalmente hablando.