¿Qué más se puede decir de un sello que tiene entre sus artistas a Jaga Jazzist, Roots Manuva, Amon Tobin, Kid Koala, The Cinematic Orchestra, Bonobo, Coldcut, Anti-Pop Consortium, Mr. Scruff, DJ Food, The Bug, Diplo, Clifford Gilberto, DJ Vadim, The Herbaliser, Daedelus, Hexstatic... ? Sólo una cosa, y muy importante, que cumple 20 años. Y para celebrarlo ha editado este 20 de septiembre pasado un magnífico recopilatorio, que en su edición limitada (3.500 copias) consta de 6 cds (el 5º y el 6º sólo están aquí) + 6 singles (de los 106 cortes hay 89 inéditos), un libro de tapa dura de 192 páginas sobre la historia del sello (Ninja Tune XX: 20 Years Of Beats & Pieces), dos pósters y el ser miembro VIP de Ninja Tune, que te da derecho a mucho material exclusivo de ellos (de entrada, dos 12" que te enviarán a casa, y la posibilidad de descargar un mix de King Cannibal, The Way Of The Ninja). Alimento de los dioses al alcance de las masas. Rur http://www.ninjatunexx.net/
27 de septiembre de 2010. Estamos en el año 32 de Killing Joke (algunos dicen 31). Éste es el álbum nº 13. Vuelta al principio en la formación de la banda (nos encontramos de nuevo con el cuarteto primigenio). Todo en el disco huele a recopilación de ideas pasadas, que proporcionan un presente de muy buena salud y un futuro de gran esperanza creativa. Hay un hilo conductor que marca profundamente este Absolute Dissent, la omnipresente guitarra distorsionada de Geordie. Autoproducen ellos mismos (como en su debut de 1980), con la ayuda de Clive Goddard, que ha hecho de ingeniero y mezclador. Grabado entre Praga, Londres y Granada (Youth tiene un estudio allí), sería el producto de la suma de Killing Joke más Brighter Than A Thousand Suns: una suerte de caos melódico. Lo que no varía ni un ápice es esa sensación que siempre me han provocado: me hipnotizan con esos mantras apocalípticos o nuevaoleros, todo depende del disco del que estemos hablando. Como bien dice la portada, ni la religión ni la telefonía móvil tienen que ser el opio del pueblo. Tremendo retorno merece esa gira euronorteamericana que está teniendo lugar (espero que aterrice en algún momento por aquí).
El círculo se cierra. Sólo faltaban dos discos, Good Humor y Tales From Turnpike House (el último hasta la fecha), para completar la discografía en estudio, en edición deluxe (remasterizados y con un segundo cd de extras), de uno de mis grupos favoritos de siempre, Saint Etienne. El 4 de octubre será el día del alumbramiento vía Heavenly. Mientras tanto han remezclado a The Drums y a The Pains Of Being Pure At Heart (maravillosas relecturas, superiores al original), y han grabado un tema para el futuro programa infantil Maryoku Yummy. Y ya se dice que para final de año habrá un disco navideño para su club de fans (disco no sé, pero tres conciertos seguro que habrán, en Glasgow, Manchester y Londres, del 16 al 18 de diciembre próximos), y que para el que viene saldrá el octavo largo de su carrera. Sin prisas, pero sin pausa.
Es curioso ver como tras escuchar casualmente una nueva canción de alguien al que previamente no hacías ni puto caso, puede cambiar totalmente tu opinión sobre él. Eso me ha pasado hoy con Sufjan Stevens y el I Walked de su nuevo largo, The Age Of Adz (Asthmatic Kitty Records), que saldrá el próximo 12 de octubre. Iba yo en coche por una autopista cualquiera, tenía Radio 3 puesta, y en esas que suena ese tema tan "electrónico" para un tío que hasta ahora le daba al folk marciano. Y joder, me he quedado enganchado. Hay que reconocer que el amigo Stevens es bueno, quizás a veces excesivo, pero notable alto al fin y al cabo. Y sobre todo, como dé en la diana, sus canciones son totalmente adictivas. Y yo que me alegro. Este nuevo álbum poco tiene que ver con su anterior ep, All Delighted People (salió hace apenas un mes), eléctrico y bastante convencional, aunque no exento de interés. Como se puede palpar, estamos ante alguien que no se conforma con ser lo que se puede esperar de un músico "tradicional" pop (acuérdate del famoso proyecto de dedicarle un disco a cada uno de los cincuenta estados de los USA). Llámalo excéntrico o genio, pero no dejes de escucharlo, y menos ahora.
Por fin se materializó el regreso de OMD. El domingo pasado salió History Of Modern (100% Records). En estos momentos lo estoy escuchando mientras escribo. Tras la primera audición sólo puedo decir una cosa, no es tan malo como se presuponía que iba a ser. Mi problema es que siempre juzgaré a OMD por lo que hizo hasta Dazzle Ships, ycreo que este regreso se ha quedado en territorio de nadie, entre lo que fue hasta 1983, y lo que nunca debió de ser entre 1984 y 1996. Hay momentos buenos, y otros totalmente prescindibles, como toda obra que no te agarra a la primera. Felicidades a Peter Saville por la portada, y palo por el primer clip al grupo, que es flojito flojito. Eso sí, se merece varias escuchas, porque en la segunda ya estoy descubriendo bastantes más signos de inteligencia. Quién tuvo, retuvo, y quizás dejen en evidencia a más de una fotocopia de las que hemos sufrido últimamente. Seguiremos con el play puesto.
Chillwave: pop hipnótico a bajas revoluciones a partir de sintetizadores, voces filtradas, así como todo tipo de modulaciones sonoras.
El 28 de este mes se va a reeditar Psychic Chasms (Lefse, 2009), el debut de Neon Indian, en "edición de lujo" con el título de Mind Ctrl: Psychic Chasms Possessed (Static Tongues-Fader Label-Lefse). A los 12 cortes ya conocidos se añaden 9 remezclas de gente como Toro Y Moi, Dntel y Anoraak, entre otros.
Resulta que Neon Indian (aka Alan Palomo, de Denton, Texas) es uno de los baluartes de eso que se ha querido llamar chillwave, glo-fi, new-out o hypnagogic pop. Y es famoso por samplear cintas de casetes, usando las muestras en forma de loops al estilo The Avalanches. Utliza como base un Prophet 08, además de un pedal de delay y otro de distorsión, y un controlador midi. Sus canciones hablan de los 80, el VHS, la playa y los castes. Tienen estructuras complejas y están repletas de samples. Y se dejan escuchar de una manera agradable en estos días que se anuncia el final del verano.
Veremos cuánto dura este movimiento, y en qué acaba. Mientras tanto, empezaremos a desempolvar nuestros reproductores de vídeo, no sea que el dvd caiga en desgracia.
"Por supuesto no quería hacer el mismo disco dos veces, cosa que me habría aburrido. Solamente sabía que quería que la música fuera más orgánica, caliente y alejada de la sonoridad electrónica estandarizada".
El segundo single del segundo álbum de Anders Trentemoller ya está aquí (...Even Though You're With Another Girl). Y coincide ese aterrizaje con el hecho de que ya tengo, por fin, Into The Great Wide Yonder (In My Room, 2010), cuatro meses después de su publicación. Lo siento, demasiado tiempo viviendo en el extrarradio de la modernidad más cool. Bueno, tengo que decir que me gusta. No voy a cuantificar cuánto porque eso depende de las veces que lo haya escuchado, y por ahora sólo ha sido una. Pero pinta bien. Es más, están saliendo ciertas obras de ciertos músicos, que están redimensionando de una manera muy interesante el oscuro presente que estaba viviendo eso de la música avanzada. Será que en momentos de crisis, es cuando triunfa el riesgo y la imaginación. Hay algo en el trabajo de Trentemoller que me atrae poderosamente. No sé si es esa visión tan cinematográfica de su música (ya ha compuesto dos bandas sonoras para dos pelis danesas) o esas falsas guitarras áridas a lo Ry Cooder, o el dramatismo contenido de las voces, pero lo cierto es que hay algo que resulta atrayente y fascinante durante la escucha de la propuesta orgánica del gran Trentemoller.
Y como nota curiosa, me he dado cuenta que los protagonistas de sus últimos dos clips, acaban levitando en medio de la acción de los mismos. ¿Será que Trentemoller provoca que flotes mientras suena cualquiera de sus temas? Yo aún no lo he conseguido, pero estoy en ello.
Si sumas a Björk y a Kjartan Sveinsson (teclista de Sigur Rós), obtienes como resultado Innundir Skinni (One Little Indian), el segundo largo de Olöf Arnalds (voz en directo de Múm, entre otras cosas), que sale el próximo 27.
He de decir que a mí el indie folk ni me va ni me viene. Pero Islandia debe tener algo especial que lo hace muy atractivo en la voz de esta chica de 30 años. De formación clásica (estudiante de violín, voz y composición), canta en islandés e inglés sobre celebraciones y lamentos. Si el visionado de los clips que he colgado os parece lo suficientemente atractivo, sólo os pido que sigáis investigando en la obra de esta islandesa tan interesante. Por cierto, el 25 de este mes estará actuando en el BAM barcelonés, y el 27 en Madrid.
Creo que me he perdido mucha música de la que ha visto la luz este 2010. Reconozco que antes de agosto estaba viviendo en otra dimensión. Después ha sido un acelerón tremendo escuchando muchos, muchos discos. Además me ha dado por asesorarme en otros medios de comunicación internaúticos super puestos, y eso ha significado encontrar múltiples pistas de grupos que están diseñando lo que puede ser el futuro próximo del pop y sus innumerables etiquetas. A menos que seas un ordenador, nadie puede estar al tanto de todo lo que va surgiendo un día tras otro, así que el goteo investigativo es continuo hasta que consigues completar casi por entero el cubo de tu interés. Y de golpe te encuentras con Marsmobil, y ciertos esquemas se tambalean.
Marsmobil es Roberto Di Goia. Este milanés toca el piano desde los cuatro años, y su grupo favorito son los Beatles. A los diez años ya estaba estudiando música en Alemania. En 1985 ya lo encontramos en Munich, donde empieza su carrera profesional. En 2003 debuta con Strange World (The ACT Company), donde fusiona el retrofuturismo, el space-pop y las orquestaciones bacharachianas. Colabora a continuación con Notwist, Console, Till Broenner, Peace Orchestra, Trüby Trio y Fauna Flash, entre otros. Hasta que descubre a la cantante Martine Rojina, y todo se enfoca hacia un electro-pop ambiental, neomod, sentimentalista, melancólico y nostálgico. Fruto de este golpe de timón es Minx (Compost, 2006), producido por Peter Kruder, Christian Prommer y el propio Di Giola. Y en mayo de 2010 saca (Why Don't You Take)The Other Side (Compost-G Stone), otro volantazo en su obra. Ahora le da por hacer un álbum clásico de pop, muy influenciado por el pop, el rock y la sicodelia de los sesenta, pero visto desde nuestra presente perspectiva. Martine ya no está, y Marsmobil se ha convertido en directo en un cuarteto (en estudio Di Giola toca todos los botones, además de dirigir sus propios videoclips). Un ejercicio de orfebrería digno de los grandes del género. ¿Cuál será el próximo giro del geniecillo italiano?
Kevin Martin no es un cualquiera. No es el típico advenedizo aplaudido por la crítica más cool del planeta. Lleva en el ajo desde 1990, y ha estado vinculado de una manera directa a proyectos como God, Techno Animal, Ice, Curse Of The Golden Vampire, Pressure, King Midas Sound, y el que nos ocupa, The Bug. Ha grabado para Virgin, City Slang, D.H.R., Matador, Rephlex, Ninja Tune, Soul Jazz, Fat Cat, Wordsound... Un tío con los cojones pelados en eso de luchar contra la industria del entretenimiento musical. Ahora le toca el turno de desempolvar su proyecto más tranqui (eso parece viendo el clip de más arriba). Para el 11 de noviembre está previsto el lanzamiento de Infected (Ninja Tune), un ep de cuatro temas donde hay colaboraciones de Justin K. Broadrick, Hitomi y Roots Manuva, y remezclas de Autechre y Scratcha DVA. Mucho dub y soul para una versión bastante más adulta de la que nos pueden ofrecer unos Massive Attack. ¡Larga vida al olfato inteligente de Ninja Tune!
Cada vez me siento más contento escarbando en los cajones del pasado reciente. Están saliendo cosas interesantes, muchas más de las que yo podría imaginar en un día eufórico. He de entonar de nuevo el mea culpa por haber vivido ensimismado estos últimos meses, pero rectificar es de sabios, y en esas estoy.
Mi disco de cabecera es Black City (Ghostly International). Hoy ha caído en mis manos (salió el 17 de agosto pasado), y lo he pasado dos veces seguidas por la piedra de mis oídos. No es nada nuevo bajo el sol, pero es atractivo, interesante, ameno, absorbente, electrizante, apabullante... y no sé cuántos adjetivos más. No me explico como la MTV se nutre de lo que se nutre (ayer empezó a emitir en abierto vía TDT por aquí) cuando hay discos de la categoría de éste, que debería hacer sonrojar de vergüenza a la mayoría de subproductos que nos intentan vender. Y no estoy hablando de un producto extremadamente experimental, ni de un hype al uso, ni del Santo Grial de la música electrónica contemporánea, más bien estamos ante algo que ha surgido de las entrañas de alguien que está mucho más interesado en crear música que en vender música. Black City es funk, es pop, es techno, es ambient... es la banda sonora perfecta para la ciudad que nos mostró Ridley Scott en Blade Runner. Un álbum perfecto para el otoño que se nos viene encima. Ahora me dedicaré a repescar las obras anteriores de Matthew Dear, quizás encuentre la clave de porque ha llegado donde ha llegado con este pedazo de obra maestra.
Hoy he oído por primera vez el nuevo largo de Antony Hegarty (Antony And The Johnsons). Se llama Swanlights (Secretly Canadian), y saldrá el 11 de octubre en Europa y el 12 en Estados Unidos. Ha dicho que este disco "es el reflejo de la luz sobre la superficie del agua por la noche, es el momento en el que un espíritu sale del cuerpo y se convierte en un fantasma violeta". He de decir que reincide en sus esquemas habituales (eso que llaman estilo), es evidente en una primera escucha, pero lo he encontrado menos "accesible" y más "trabajado" que sus obras anteriores. "Es más espiritual que mi anterior disco, incluso más sicodélico en algunos momentos". Lo que más me ha gustado es Flétta (en islandés puede significar trenza o liquen), el dúo con Björk. Espero encontrar otras maravillas en sucesivas audiciones, creo que están allí, sólo es cuestión de saber dónde. Hay que comentar como curiosidad que la editorial Abrams Image sacará una edición limitada que llevará el cd y un libro de 144 páginas con dibujos, collages, fotografías y textos de Antony. "Quiero expresar el sentido de abandono que quizás siente un oso cuando ha sido disparado por la espalda, su espíritu fuera de su cuerpo, que se convierte en una luz que baila".
El 23 de agosto pasado sacaron su primer disco en directo, Special Moves (Rock Action). Fue grabado en The Music Hall de Williamsburg, Brooklyn, Nueva York, durante las tres actuaciones que tuvieron lugar allí entre el 27 y el 29 de abril del año pasado. Junto a esta grabación aparece un documental en dvd de 48 minutos titulado Burning, filmado en esos mismos conciertos por Vincent Moon y Nathanael Le Scouarnec. El cd contiene 11 temas y el triple vinilo 17 (esos 6 temas extras te los puedes bajar en mp3 siguiendo un código que encontrarás en el cd). Además existe la versión cd+dvd para los fans más sibaritas.
Además ha trascendido que han firmado este mes un nuevo contrato de distribución con Sub Pop (en USA), que empezará a funcionar con el próximo álbum, dejando Matador después de 11 años de trabajo conjunto (ellos siguen grabando para su propio sello, Rock Action, que mueve su obra en Europa). Su nuevo trabajo ya está grabado, y sólo está pendiente de unas mezclas que está dirigiendo Paul Savage en los estudios Castle of Doom de Glasgow. Se espera su salida para principios del año que viene.
Mientras tanto están acabando una gira norteamericana, y para febrero próximo hay una prevista por el Reino Unido. Poco se escucha su nombre, pero los tíos no paran.
Tom Krell es How To Dress Well. Es de Denver, pasó por Nueva York y se ha acabado estableciendo en Colonia. Pero no hace techno, ni mucho menos. Lo suyo es bastante más "original", una mezcla entre electrónica lo-fi, r&b y trip-soul etéreo. Lo que está claro es que hace una música rarita, pero a la vez muy atractiva. Hasta ahora ha editado siete eps (treinta temas) que ofrecía para descargar gratuitamente en su blog. Y de todo este material ha elegido catorce temas, que remasterizados formarán parte de su debut en formato largo, Love Remains (Lefse), que saldrá el 21 de septiembre próximo. Está visto que los caminos de la experimentación son inescrutables.
Semana de muchos alumbramientos discográficos la que estamos viviendo. Lo de la vuelta al cole se lo ha tomado muy en serio la industria discográfica. Un nuevo ejemplo es Wall Of Sound, que ha aprovechado estos días para poner en órbita lo nuevo de Röyksopp, Senior. Nada que ver con la diversión que destilaba el popero Junior (2009), su anterior obra. Estamos ante la cara oculta, el reverso maligno, la estrella de la muerte... o algo parecido nos intenta vender la crítica. Pero no es para tanto, ni mucho menos. Sí que es oscuro, sí que es introspectivo, sí que es ambiental, pero no muerde, se deja escuchar sin ningún tipo de problema (ellos lo han definido como "Senior está lleno de recuerdos oscuros y memorias distorsionadas, es como decir soy viejo y tengo experiencia"). Yo lo veo más bien como algo parecido a un compendio de bandas sonoras de cortos (algunas más lounge que otras), más o menos cortadas por un mismo patrón, donde ninguna destaca excesivamente del resto, prevaleciendo los conceptos de unidad y estilo sobre todos los demás. A mí, particularmente, me gusta más este aspecto instrumental del grupo que el típico que ya conocemos de ellos.
El dandy de todos los dandies vuelve a primera fila. Será el 25 de octubre, y con su nuevo largo, Olympia. Desde 2007 no publicaba nada en estudio, y de la mano del productor Rhett Davies (que produjo la trilogía de Roxy Music, Manifesto, Flesh And Blood y Avalon, que los relanzó al estrellato), y de las colaboraciones estelares de Jonny Greenwood (Radiohead), Flea (Red Hot Chilli Peppers), Nile Rodgers (Chic), David Gilmour (Pink Floyd), Mani (Primal Scream), Marcus Miller, Groove Armada, Scissor Sisters..., y sobre todo, de sus colegas Phil Manzanera, Andy Mackay y Brian Eno (hacía más de 30 años que no trabajaban juntos).
"Hace bastante tiempo que no publico con mis propias canciones, y Olympia es esto", dice Bryan Ferry. "He tardado mucho y mucho: grandes músicos, veteranos y nuevos, han contribuido a hacerlo. Alguien ha dicho que Olympia suena más como un disco de Roxy Music que como mis anteriores álbumes, y probablemente sea verdad". El primer single es You Can Dance, un tema compuesto a medias con Dave Stewart (Eurythmics) en los noventa que nunca se llegó a publicar (DJ Hell sacó una versión más electrónica en Teufelswerk, 2009). Hay dos versiones (el Song To The Siren de Tim Buckley y No Face, No Name, No Number de Traffic) y ocho temas nuevos (Shameless ya salió en el último disco de Groove Armada, Black Light, 2010).
Está visto que el Sr. Ferry sabe cómo y con quién jugarse sus cartas para volver de nuevo al candelero.
Thievery Corporation han cumplido quince años, y después de cindo largos en estudio, publican su primer recopilatorio al uso, It Takes A Thief. Saldrá el 21 de este mes, y tiene dieciséis cortes (hay temas de todos sus álbums hasta la fecha, exceptuando el primero, que lo ignoran por completo incomprensiblemente, y uno no publicado nunca, The Passing Stars). A lo largo de todo este tiempo el aspecto teoricofilosófico del grupo se ha ido radicalizando, pero el práctico, el que podemos escuchar, se va aburguesando poco a poco. Cada vez suenan mejor, pero su música es menos sorpresiva y más reiterativa que nunca. Pese a todo, es lo más decente que se puede escuchar actualmente bajo la etiqueta de downtempo.
Otro punto fuerte de esta celebración es una gira norteamericana de trece fechas (entre octubre y noviembre), donce comparten escenario con Massive Attack. Además, están a punto de sacar un dvd en directo grabado el enero pasado en el 9:30 Club de Washington DC. Y no hay que olvidarse que Eric Hilton, 50% de T.C., estrenó este pasado julio su ópera prima cinematográfica, Babylon Central (¿la veremos algún día por aquí?).
Larga vida a uno de los pocos proyectos realmente independientes que aún pueden funcionar.
Kompakt es el sello techno menos talibán que existe. Mantienen una serie de recopilatorios con el nombre de Pop Ambient que ya va por el nº 10, llegaron a editar un álbum a The Orb (Okie Dokie It's The Orb On Kompakt, 2005), es la casa de Thomas Fehlmann (miembro de los anteriores), lanzaron a la fama a Superpitcher, y se atreven a publicar a grupos "diferentes" como Walls o The Field, el lado más pop de su extenso catálogo. Esta vez nos vamos a centrar en las dos propuestas más interesantes, y menos dogmáticas, según mi modesto parecer, de la discográfica que puso el sonido Colonia en el mapa: Walls y Superpitcher.
Walls es un dúo angloitaliano afincado en Londres. Lo forman el mancuniano Sam Willis (estuvo en el combo ochentero Allez Allez) y el italiano Alessio Natalizia (Banjo Or Freakout). Su puesta de largo salió en abril de este año con el título de Walls. Ocho cortes que apenas duran media hora en total que navegan entre atmósferas de dream-pop, efectos y ruidos experimentales, cuerdas cósmicas y el típico deep groove de la casa que les ha acogido en su seno. Interesante por no ser lo típico que te esperas viniendo de donde viene.
Superpitcher ha sacado por fin esta semana su segunda obra, Kilimanjaro. Han pasado seis años desde su debut, Here Comes Love, y ya era hora que nos siguiera obsequiando con esas maravillas que sólo Aksel Schauffer es capaz de concebir. La verdad es que le ha salido casi redondo, si no fuera por tener los santos huevos de dar luz verde a una gansada bautizada como Black Magic, más digna de un King Africa que de todo un Superpitcher. Sonido sensible e imaginativo para un disco que te lo puede hacer pasar muy bien en casa o en tu pista de baile favorita. Por cierto, el amigo Aksel prepara live para el 2011 (está ensayando con una banda). Y el 25 de este mes estará pinchando en el Nitsa barcelonés.
Belle & Sebastian Write About Love, el octavo disco de estudio del grupo de Glasgow ya tiene fecha de salida: 11 de octubre en el Reino Unido (al día siguiente en los USA). Produce de nuevo Tony Hoffer. El primer single sale mañana en Estados Unidos, y es Write About Love. Las dos canciones que he colgado pertenecen a un primer documental, de unos 30 minutos de duración, que se puede ver en su web donde aparecen actuando o contestanto a preguntas sobre su trabajo. Son dos joyitas para que se nos caiga la baba mientras esperamos que caiga el resto.
Igualmente, van a ser las estrellas del BAM 2010 (Barcelona, del 23 al 25 de septiembre). Estarán en la Antigua Fábrica Damm el sábado 25 a partir de las 22.30 h., junto a Ok Go y Els Amics De Les Arts, presentando su nueva obra.
Esto que está colgado aquí arriba es un concierto que dio Radiohead hace un año aproximadamente en Praga. La particularidad del mismo es que está grabado por 50 fans desde diferentes ángulos de visión del público. Se ha tardado todo este tiempo en montarlo (el grupo ha cedido generosamente el audio masterizado), y se ha realizado una mezcla audiovisual que se puede descargar gratis desde una web que se ha abierto para la ocasión (http://radiohead-prague.nataly.fr/Main.html) en diferentes formatos. El concierto pertenece a la gira de In Rainbows, y tocan 25 temas (incluyendo varios clásicos). Como dicen los promotores de la idea, by the fans for the fans.
Aprovechando que dentro de un mes estarán de gira por aquí (el 7 en Barcelona y el 8 en Madrid), se me ha ocurrido que sería interesante repasar los cortos que se filmaron para promocionar el quinto álbum de estudio de Massive Attack, Heligoland, motivo de sus actuaciones. Son seis (aunque el dúo llegó a sugerir que había un séptimo, pero nunca más se supo), pero sólo he colgado cinco (se hicieron dos de Splitting The Atom, pero sólo he puesto el "diferente"). Da gusto que un grupo se preocupe tanto por generar material visual de tanta calidad a la hora de darse a conocer, no como en ciertos lugares donde el clip está condenado a desaparecer.
El 13 (14 en los Estados Unidos) de este mes sale lo nuevo de Blonde Redhead, Penny Sparkle (4AD). Han sido tres años de silencio desde 23. Se ha grabado entre Nueva York y Estocolmo, y ha sido producido por Van Rivers & The Subliminal Kid (Fever Ray, La Roux) y mezclado por Alan Moulder (hizo lo propio con 23). El sonido del trío neoyorkino se ha sofisticado notablemente, dándole todavía más cancha a las texturas electrónicas que en épocas anteriores. El 11 comienzan gira por Europa, Asia y Norteamérica, sin rastro de que pasen por aquí para nuestra desgracia. Mientras tanto, nos han dejado esta muestra en directo del primer single del disco, grabado en una 4AD Session. La vuelta al cole comienza para todos.
Ahora, un poco de cotilleo sobre el mundillo de la música electrónica.
Emepezamos con una nueva posible reunión. La formación original de 808 State (Simpson, Massey y Price), la que grabó Newbuild en 1988, su álbum de puro y duro acid house, parece ser que va a volver a la vida. Primero se fue Simpson, que montó el proyecto A Guy Called Gerald tras abandonar el grupo en 1989. Luego fue el turno de Price, que abandonó el barco en 1991 para dedicarse a trabajar en solitario. Mientras tanto Massey mantuvo la llama encendida gracias a la ayuda de Barker y Partington, que entraron en la formación en 1989. Prometen tour con viejos temas y nuevas canciones. Hasta que no lo vea, no acabaré de creérmelo.
The Black Dog han vuelto a publicar. El disco salió en mayo (perdonen el retraso, pero la puesta al día está siendo demasiado larga), se titula Music For Real Airports y lo han grabado para Soma. Es un proyecto multimedia cocinado junto a los artistas interactivos Human, construido a partir de las más de 200 horas de grabación realizadas por el trío británico en sus continuas visitas a los aeropuertos. Avisos de vuelos, motores en marcha, murmullos de gente... mezclados con beats y breaks, dándole al disco un aire entre planeador y ambiental. Lo han presentado en varias galerías de arte.
Los frutos de otra cacareada resurrección están a punto de llegar. En este mes está previsto que salga el disco en directo de Yazoo, Reconnected Live, que dará fé sonora de la gira que dieron por Europa y Estados Unidos en 2008. De volver a trabajar juntos en estudio nadie ha dicho nada de nada. Alison Moyet se va de estrella invitada en la gira de Jools Holland por UK que dura hasta noviembre, y está trabajando en nuevo lp sin fecha de edición de tono electrónico. Mientras tanto parece ser que Vince Clarke está preparando lo nuevo de Erasure.
Brian Eno saca nuevo disco el dos de noviembre, para los americanos, y el 15 para los europeos, en el mítico sello Warp. Small Craft On A Milk Sea es el primero en solitario desde 2005, y tiene como colaboradores principales al guitarrista Leo Abrahams y al programador John Hopkins. Son 15 temas, y algunos de ellos fueron desechados por Peter Jackson para la banda sonora de su película The Lovely Bones. Lo único que ha trascendido de este lanzamiento es la portada.
Y por último, otra estrella warpiana, Tom Jenkinson alias Squarepusher, saca nuevo material en formato largo el 18 de octubre (un día más tarde en los USA). Tras leer sus declaraciones sobre el proyecto Shobaleader One (el disco se llama Squarepusher Presents Shobaleader One: d'Demonstrator), el tema tiene toda la pinta de ser un montaje artístico para estirar el chicle de su creatividad. Ahora le da al funk futurista, eso sí versión Squarepusher, que poco tiene que ver con la variante convencional del término.
Siouxsie Sioux se ha reencarnado. Luce palmito entre los mortales superrejuvenecida. Ahora se hace llamar Nika Roza Danilova, más conocida como Zola Jesus. Desde 2008 hasta nuestros días ha editado dos singles, dos eps y cuatro albums (para el 12 de octubre está previsto que salgo su nuevo ep, Valusia), obra prolífica para alguien que sólo tiene 21 años. Además, tiene tiempo para formar parte del trío The Former Ghosts, junto a Jamie Stewart (Xiu Xiu) y Freddy Rupert, grabar un 12" compartido con Burial y telonear a Fever Ray. ¿Quién da más en menos tiempo?
Inquietantes clips (facturados por Jacqueline Castel), una imagen impactante (menuda portada la de Stridulum EP) y una voz poderosa la han colocado en la primera fila de los que pueden ganar algún gran premio en 2011. Mucho más electrónica que la eléctrica Banshee, a Zola ciertos medios cool (Pitchfork y Wire) la han coronado como reina de eso que llaman glo-fi o hypnagogic pop (o sea, heterodoxia pop y estética bizarra). Atmósferas oscuras y narcóticas, angustia adolescente, noise sintético, ritmos metálicos y sonido electro conforman la fórmula que puede hacer triunfar a la heroína definitiva para la generación de la saga Crepúsculo y True Blood (eso dice el NME). Yo seré más sencillo en mi planteamiento: referencias bien asimiladas y facilidad natural para el eclecticismo (se deshace en elogios hacia Kate Bush y Tina Turner). Buen humor no le falta.
Se me olvidaba, estará actuando en Barcelona en el Primavera Club.10 (del 24 al 28 de noviembre).
Los ingleses se inventaron aquello de las bandas homenaje (esas que calcaban lo que sus ídolos hacían encima de un escenario, y que se mueven en un mercado paralelo que funciona bastante bien). Y también se sacaron de la manga aquello de tocar en directo, canción tras canción en orden riguroso, albums históricos enteros (en realidad estos bolos se dividen en dos partes, en la primera se toca del tirón el disco de marras, y en la segunda se hace una selección de grandes éxitos, así se completa un set más o menos digno en duración).
Todo esto viene a cuento por los conciertos de Peter Hook (octubre) y Primal Scream (noviembre) en nuestro país, para presentar, respectivamente, Unknown Pleasures y Screamadelica completitos. Pero esto no es una moda puntual, que yo sepa se viene haciendo desde 2002 (si mi memoria no me falla). En noviembre de ese año, The Cure tocó del tirón en Berlin tres de sus discos más oscuros, a saber, Pornography, Disintegration y Bloodflowers (se registró en dvd con el nombre de Trilogy para disfrute de todos sus fans). En septiembre de 2003, Suede actuó cinco noches seguidas en el ICA londinense, donde repasó sus cinco lps de estudio en orden cronológico (cada noche uno diferente), más las caras b y rarezas del momento. En 2007, OMD, con la formación clásica de cuarteto, salió de gira entre mayo y junio para interpretar su disco más famoso, Architecture & Morality (también se plasmó en dvd el concierto de Londres para disfrute de todo el personal). Y ya saltamos a 2009, el año en que Saint Etienne celebró los 18 años (curioso cumpleaños, el más original de todos) de Foxbase Alpha tocándolo al completo en una gira anglobarcelonesa. Ese mismo año, Hugh Cornwell (The Stranglers) rizó el rizo y se fue de gira tocando dos, en vez de uno: Rattus Norvegicus y Hooverdam. Y llega 2010, y la cosa ya se convierte en una plaga. En mayo fue el turno de The Charlatans, que celebró el vigésimo aniversario de la salida de Some Friendly con cuatro conciertos (Glasgow, Blackpool, Barcelona y Londres) donde repasaron íntegramente su contenido.Y a partir de ahí, cuatro giras, cuatro, se ponen (o pondrán) en marcha: la de Peter Hook's The Light (empezó el 18 de mayo en Manchester, fecha del trigésimo aniversario de la muerte de Ian Curtis), la de los Primal Scream, la del treinta aniversario de Penthouse And Pavement de Heaven 17 y la de los 30 años de Signing Off, lo mejor que ha hecho nunca UB40.
Seguro que me dejo alguna más, pero es digno de elogio ver como los músicos británicos se reinventan para alargar una carrera que a cierta edad está más que agotada. Viven tanto lo que es la industria de la música pop, que saben perfectamente como sacar jugo a cualquiera de las posibilidades que ésta pone a disposición del artista. Siempre será mucho mejor que ver a un dinosaurio cantando, encerrado en un casino de Las Vegas.
La música te da sorpresas. Ni es tan aburrida como parece, ni tan divertida como nos gustaría que fuera. Es como un laberinto con premios que te esperan al girar una esquina de nula visibilidad. Y en esas estábamos cuando de repente un día del agosto pasado vi un clip titulado New World Order. Las imágenes me alucinaron, pero los sonidos no se quedaron atrás. Era electrónica que me sonaba familiar. Era como una vuelta a los noventa, a los tiempos dorados de Warp, al intelligent techno, pero en pleno 2010 y gracias a alguien de aquí. Y visto el interés, me entero que detrás de todo esto está Albert Salinas (Javier y Héctor del vídeo) y su sello Lapsus, cuya primera referencia es el ep The Ark (la segunda está al caer de la mano del dúo sueco Gros), y cuyo primer corte es el mencionado New World Order. Estamos ante una obra eminentemente melódica, poco acorde con los tiempos que corren, donde se premia sobre todo el omnipresente ritmo. Nunca dejaré de pensar que no hay nada más orgánico que el sonido sintético. Disfrutad del aire fresco que nos trae Wooky. Y que dure mucho, que hace demasiado calor aquí.
En noviembre de 1996, la revista británica Mixmag, autoproclamada medio oficial de los superclubes y los djs superestrella que dominaban las islas británicas, Ibiza y los festivales europeos, sacó en portada un puñado de billetes. La cabecera, editada entonces por Dom Phillips, quería denunciar cómo una escena que había arrancado recogiendo el testigo del acid house había terminado en manos del vil metal y la pandemia del mal gusto. “Nos quejamos de una escena que habíamos ayudado a construir, pero que no reconocíamos por culpa de los cachés de los djs, los precios de las entradas, la apropiación de su esencia por parte de marcas comerciales y una masificación terrible”, recuerda Phillips desde São Paulo, donde reside como corresponsal de The Times.
Hace dos meses, el periodista publicó el libro Superstar Djs (Ebury Press), una crónica sobre el ascenso y caída del dj millonario inglés, de la escena de las superdiscotecas y de las burradas que se hicieron en plena euforia Tony Blair. Es una historia paralela a la del britpop, pero no tan documentada. “Fue complicado hacer que la gente hablara de una época que hoy parece casi obscena. Pero era importante contar la historia de esa buena gente arruinada por la codicia. Al principio pensamos que recogíamos el legado de las raves ilegales y estábamos hartos de tanta guitarra. Esto era libertad, hedonismo… Igual que el punk. Lo que la escena dejó fue una manera de divertirse que jamás se había vivido en el Reino Unido, donde una buena noche es pintas en el pub y pelea. Nos volvimos mediterráneos y aprendimos una forma lúdica de ver la noche”, rememora Phillips sobre un movimiento que hizo millonarios a pinchadiscos como Pete Tong (170.000 libras de la época por bolo), Fatboy Slim (200.000) o Paul Oakenfold (1.000.000 de euros, con entrada propia en el Guinness).
En 1998, un estudio del gobierno británico descubría que más del 30% de los adolescentes de las islas había consumido drogas ilegales durante el año anterior. Dos años más tarde, el club Cream (Liverpool), acaso la meca de la ruta de superclubes (una suerte de ruta del bakalao inglesa), sólo vendía 30 entradas para su fiesta de fin de milenio. Se precipitaba así un exilio dorado de la escena británica a Ibiza y el colapso de un movimiento que supuestamente había nacido para hacernos libres y terminó disfrazándonos con pelucas de colores y escuchando versiones house de clásicos de los ochenta.
“Durante ese periodo hubo la sensación de que tal vez todo el universo de la electrónica era de esa forma”, apunta Laurent Garnier, el dj francés que este mes edita su disco Tales Of A Kleptomanic y que es paladín de un discurso algo más profundo con respecto a la electrónica. “Los ingleses poseían las estrellas, el dinero y la prensa. Pero eso tenía que acabar, era insostenible. Yo siempre me he sentido más cercano a la aproximación continental de la cultura de club. Es más artística y musical. Eso sí, de aquella época ha quedado la electrónica como estilo. Ya no es una moda”.
Digerido el batacazo comercial de la pachanga inglesa, ésa que trató de convencer al mundo de que todo era dance y que la cerveza se podía beber caliente, llegó el escarnio mediático. Durante 2003, The Guardian, The Independent y The Times titularon: “¿Ha muerto la electrónica?”. Todas las tesis, más o menos, lo confirmaban. El dj había terminado sucumbiendo a su humana naturaleza. Los medios y los adolescentes parecían más interesados en comprar guitarras que mesas de mezclas. Arrasaba el chill out porque los viejos clubbers preferían la música que escuchaban al volver de la fiesta que la fiesta. Los pantalones de lino sustituían a ositos de peluche y chupetes raveros. La escena de clubes se dividía entre lo abominablemente comercial (disfraces y tonos para el móvil), lo underground (sin repercusión comercial) y la superficialidad irónica de las modas (Nag Nag Nag, el gran club del electroclash en Londres, duró cuatro meses). “Pasamos de tener djs en los flyers de todos los clubes, aviones privados y todas las drogas del mundo a ver cómo el mundo ya no se interesaba por nosotros. Creo que el futuro de la escena, el mercado y el talento se hallan hoy en Suramérica. Los ingleses hemos quemado esta movida. Hasta en Londres, los mejores clubes se hacen hoy para 300 personas en un pub y lo llevan españoles, brasileños o italianos”. Ricardo de Azcuénaga, responsable del sello teutón Cocoon en Latinoamérica, coincide en que tal vez el futuro de la fiesta se encuentra allí, donde los djs cobran incluso más y son anunciados como estrellas en las calles de Buenos Aires o São Paulo. “Ha habido escena desde los noventa, sobre todo en Argentina. Gente como Ricardo Villalobos o Luciano, suramericanos con sensibilidad europea, son figuras. Por naturaleza y cultura, Suramérica es el gran mercado, mucho más que Asia”.
John Digweed, uno de los grandes super-star djs, tiene una visión menos elástica. “Nada ha cambiado. Inglaterra sigue siendo el lugar donde se edita la mejor música”. Y es que el inglés tal vez pertenece a esa estirpe que se niega a rendirse al inexorable paso del tiempo y las modas. Como Fatboy Slim, dj que siempre será recordado por meter más de un millón de personas en la playa de Brighton, jactarse de esnifar cocaína sobre una vía de tren o por la noche ibicenca en que inició su romance con Zoe Ball, presentadora de la BBC, a quien sedujo con la frase: “¿Prefieres irte a dormir o quedarte toda la noche de clubbing conmigo?”. A la mañana siguiente, Ball llegó al estudio en un deplorable estado y propició una de las emisiones más patéticas de la historia televisiva británica.
En España, la experiencia de Eloy Martín, director del Monegros Desert Festival, ejemplifica la evolución de la electrónica masiva no bakaladera: “Como festival, vivimos un crecimiento controlado y progresivo en los noventa. Pero hemos sufrido las distorsiones del mercado español de 2003 hasta ahora”. Las claves para sobrevivir pasan por la apertura estilísitica (en el Sónar, por ejemplo, han actuado bandas tan poco electrónicas como Madness) y, sobre todo, por la racionalidad a la hora de aceptar ciertos cachés. “Hemos intentado mantenernos en niveles razonables y, aunque se han pagado cantidades importantes por artistas de primer nivel, nunca nada fuera de mercado, como sí ha ocurrido en estos últimos años en España”, revela Martín.
En Ibiza —que actúa de correa de transmisión de todo lo que es la fiesta—, las nuevas normativas (prohibición de after hours, que llevó al sonado cierre de Amnesia en 2007, por ejemplo), la masificación del turismo low cost y los intentos del lobby británico por mantener sus prebendas han obligado a nuevos actores a coger las riendas del negocio. De Azcuénaga, promotor en la isla desde hace ocho años, admite que el perfil del visitante tal vez se ha tornado más agresivo, pero atisba una buena temporada. “La marcha de muchos ingleses ha dejado espacio para propuestas más underground y menos masivas. Los holandeses del trance quizá mantengan el caché de 50.000 euros la noche y actúen en lugares enormes, pero lo cierto es que se va hacia una racionalización de los tamaños. El superclub es algo ya casi del pasado”. Como ocurre con casi todos los super-djs. Llegaron, como tantos líderes de movimientos supuestamente rompedores con el pasado (del comunismo al punk), para cambiar las cosas, y éstas les cambiaron a ellos. No es negocio para visionarios.
La gracia (y algunas veces desgracia) de escribir en un medio independiente es que practicas eso llamado autocensura, y acabas hablando sólo de lo que realmente te gusta (que muchas veces refleja más calidad que el hype de turno que predican los grandes gurús del ramo). Son ya muchos años años escuchando música (de manera seria unos 30), demasiados atesorándola (no sé realmente cuantos discos tengo), demasiados aguantando conciertos más o menos únicos (me fui deshaciendo de las entradas o invitaciones, así que no hay registro objetivo), demasiados asistiendo a festivales que nunca han hecho justicia a sus partícipes activos (y menos a los pasivos)... Así que llegada la hora, creo que puedo opinar, y opino, con cierto conocimiento de causa.
Que sirva esta intro salvaje para rendir pleitesía y reivindicar a uno de los personajes más admirados por mí a la hora de hacer canciones: Neil Hannon aka The Divine Comedy. Primero porque ha parido un maravilloso álbum en este 2010 (Bang Goes The Knighthood), y segundo porque tendré la posibilidad, o no, de verlo en directo por primera vez (tengo su dvd Live At The Palladium, pero creo que no es lo mismo) el próximo noviembre (Barcelona, Zaragoza, Aranda de Duero, Madrid y Murcia).
Lo descubrí tarde (el magnífico Victory For The Comic Muse fue lo primero que cayó en mis oídos), pero recuperé muy rápido el tiempo perdido. El recopilatorio que sacó Setanta después de que fichara por Parlophone (A Secret History... The Best Of The Divine Comedy) es una joya superlativa, y para mi modesta opinión, su disco más cuadrado (perdonen la incogruencia). Muchos dirán que se repite disco tras disco, yo creo en cambio que va madurando y sofisticando un estilo muy propio y definido. No me canso de oír esa voz de entreguerras que nos transporta a esos paisajes tan elegantes y decadentes que abundan en la pérfida Albión.
Por cierto, Parlophone le dió pasaporte en marzo de 2007. Tres años después, The Divine Comedy publica su siguiente larga duración en su propio sello, DC Records, alcanzando el nº 20 en las listas inglesas, cosa que no conseguía desde 2001, cuando inició su carrera en la subsidiaria de la EMI. Es el signo de los tiempos, hay vida después de las multinacionales. Y bendita sea esa tendencia, y que dure muchos años.
Érase una vez tres grupos que coincidían en su procedencia, estilo y miembros. Kreidler, To Rococo Rot y Tarwater son alemanes, facturan un post-pop de alta calidad y se intercambian sus miembros cual cromos de la Liga 2010-2011.
Todo comenzó en 1994. Klein, Reihse, Schneider y Weinrich fundaron Kreidler en Düsseldorf (Paulick sustituyó a Schneider al bajo, para dejar el grupo en trio en 2001). Han pasado por KiffSM, Wonder e Italic (aquí han sacado em 2009 su último álbum, Mosaik 2014, una maravilla que ha pasado desapercibida aquí). Electrónica orgánica instrumental que asombra por su sencillez y claridad de concepto.
Les siguió To Rococo Rot en 1996. Trío (los hermanos Lippok más el Schneider de Kreidler) asentado en Berlin. Han grabado para Kitty-Yo, City Slang, Staubgold y Domino (este año han sacado su última obra, Speculation, otra obra que ha pasado sin pena ni gloria). Más "experimentales" que los otros dos, pero accesibles y evocadores como nadie.
Y por último Tarwater, los más digeribles gracias a que cantan. Dúo procedente de la antigua Alemania Oriental, formado por Ronald Lippok de T.R.R. y Bernd Jestram. Han estado en Kitty-Yo, Gusstaff y Morr Music. Lo último que han editado es la banda sonora del film Donne-Moi La Main (2009). La voz de Lippok dota al grupo de una calidez de la que carece la presunta frialdad de las dos propuestas anteriores.
No me extiendo más porque son gente conocida aquí. de sobras. Sus discos se han distribuido en nuestras tiendas (hablo de siglos pasados), han actuado en nuestros escenarios y, sinceramente, es de lo más decente que la música avanzada nos ha dado a disfrutar en esta última década y media. Que sirva este recordatorio para certificar que siguen vivitos y coleando.