Buenos días tengan ustedes. La crítica ya les ha dado para el pelo. Quizás sea verdad, estiran gratuitamente algo que no pasa de ser brillante en un instante preciso, pero lo jodido de marcar un estilo (concepto) es que puede llegar a aburrir, y más en una primera obra. O no. A mí me gustan. No son nada del otro jueves, pero hay tan pocas cosas que merezcan la pena en estos momentos que cualquier sucedáneo bien pertrechado pasa por ser una perla entre tanto cerdo virtual. Por cierto, estoy hablando de Ultraísta (en unos medios lo acentúan, en otros no, así que me ciño a lo que veo que sale en la portada del disco), el proyecto de Nigel Godrich (junto a la cantante Laura Bettinson y el batería Joey Waronker). El álbum se llama igual que el combo, y salió el pasado 2 de octubre vía Temporary Residence. Es más divertido que cualquier ejemplo de trip-hop adocenado que me podáis citar, a ratos me recuerda a Stereolab y David Lynch les ha remezclado Strange Formula, así que cuentan con todo mi apoyo, esperando prontas y nuevas mutaciones más ariscas que las vistas por ahora.